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Reto 2: Habitación propia

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Reto 2: Habitación propia

“La mercancía se contempla así misma en el mundo que ella ha creado”. Guy Debord
“La mercancía se contempla así misma en el mundo que ella ha creado”. Guy Debord

Habitación propia: Espacio, escultura y cuerpo

Reto 2: entrega final

El cuerpo fragmentado

Introducción:

En este segundo reto denominado Habitación: espacio, escultura y cuerpo, he escogido la primera opción, El cuerpo fragmentado, para llevar a cabo un proceso de reflexión sobre las relaciones espaciales (y temporales) que emergen desde lo escultórico.

Aunque comencé el reto con ideas que se materializaron en propuestas muy definidas, tanto a nivel material como conceptual, durante el proceso entendí que este reto podía ser una oportunidad para repensar la práctica escultórica desde lo indeterminado.

En realidad, han sido los materiales utilizados los que han guiado buena parte del proceso, invitándome a resignificar la obra en relación a una pregunta: ¿pueden trasladarse a la realidad escultórica en el espacio físico ciertas características de la hiperrealidad virtual? ¿Habitamos el espacio virtual como habitamos el físico?

Buscando respuestas he descubierto un camino de exploración material y espacial que, conceptualmente, he conectado con el texto La sociedad del espectáculo de Guy Debord y con las reflexiones de Benjamin Labatut acerca de la novedad y el caos, para repensar nuestra relación con el espacio en la era digital.

a. Paso a paso:

La primera parte del proceso consistió en la reproducción de mi mano derecha. Las primeras pruebas fueron para comprobar cuál sería la mejor posición para hacer la reproducción, teniendo en cuenta el tiempo de fraguado y que la postura no fuera demasiado incómoda para intentar evitar imperfecciones debidas a movimientos involuntarios.

Una vez decidida la posición de la mano, procedí a realizar la primera mezcla de materiales. Tras sopesar diversas alternativas, me decanté por usar alginato, material orgánico que se extrae de algas marinas. El alginato se mezcla con agua y fragua rápidamente.

 

Una vez realizada la mezcla, introduje la mano en ella. Tras fraguar, extraje la mano con mucho cuidado para no agrietar el negativo resultante.

A continuación, realicé la segunda mezcla, con yeso rápido y agua. Una vez que la mezcla quedó homogénea, la vertí en el alginato ya fraguado para conseguir el positivo de la mano.

Tras esperar unas 24 horas para que el yeso adquiriera una dureza mínima, procedí a eliminar todos los restos de alginato con ayuda de utensilios de modelado, y así conseguí el positivo de mi mano izquierda.

Mientras tenían lugar los procesos relacionados con la reproducción de la mano, construí una peana en contrachapado de madera de 20mm con la ayuda de una sierra circular.  Ensamblé las partes con cola blanca y puntillas.

Para corregir algunas imperfecciones, utilicé masilla de madera y luego lijé toda la superficie de la peana, pintándola con pintura en espray al agua negra mate.

El positivo de la mano tenía imperfecciones debidas a movimientos involuntarios durante el fraguado y a burbujas de aire. Procedí a repararla con limas de varios tamaños y masilla de madera. Finalmente le introduje un tornillo de doble rosca de sujeción a la peana.

Una vez terminada la mano, fui a un bazar enorme llamado “Merca Oriental”. Estuve alrededor de dos horas dando vueltas por la tienda, dejándome sorprender por los materiales. Había escogido varias opciones, pero unas bolas de colores de poliestireno abrieron un camino conceptual, a partir de ciertas conexiones, y me pareció muy estimulante seguir el proceso a partir de ahí.

Ya en el taller, procedí a utilizar la mano como base sobre la que aplicar las bolas de poliestireno de tres grosores distintos, generando una textura por acumulación.

Hasta cubrir la mano por completo:

b. Mejoras que se podrían hacer sobre el resultado final:

El resultado obtenido en este reto ha dependido del azar en algunas partes importantes del desarrollo como la elección de los materiales, así que todavía estoy en proceso de asimilación de la experiencia, sobre todo a nivel objetual. Estoy satisfecho en cuanto podría ser un camino de exploración muy interesante de acuerdo a la crítica que desarrollo en la parte de conceptualización sobre la relación persona-espacio-mercancía en la era digital.

Creo que un cambio de dimensión (que quizá también conllevaría un cambio de materiales), podría enfatizar mucho más la relación del objeto con el espacio físico en el que se exhibe. La textura invita a rodear la pieza, para percibir como la forma de la mano se pierde y se funde en una constelación de cuerpos celestes, moléculas o átomos.

Figura 1. Untitled (Mylar) 2011-2019. (T. Donovan)

Me resulta fascinante el trabajo de la artista Tara Donovan (New York, 1969), y creo que a nivel formal la sensación de ocupación y de diálogo con el espacio de piezas como Untitled (Mylar) (Fig. 1) es fascinante.

Documentación del resultado:

a. Primera mirada:

a. Segunda mirada:

Conceptualización:

Autores como Jean Baudrillard o Margaret Morse han discutido sobre la interacción entre lo real y lo virtual en el contexto de la cultura audiovisual. Cómo a través de la hiperrealidad construida desde el arte digital, la frontera entre realidad y representación se desdibuja, planteando dudas sobre la noción contemporánea de espacialidad.

A propósito de esta afectación sobre nuestra comprensión de lo real, el escritor Benjamín Labatut (Róterdam, 1980) nos dice: “¿esto es real? Ya no hay una respuesta simple a esta pregunta, porque lo que está pasando a nuestro alrededor es real e irreal a la vez” (Labatut, 2021).

Fig. 2. Untitled, 2020 (A. Tudisco)

Artistas digitales como Antoni Tudisco o Jonathan Quintin desafían las convenciones del mundo físico (Fig. 2) insertando su discurso estético en el metaverso hiperreal, ese próximo peldaño en la comunicación y la interacción humana. Paradójicamente, esta pretendida novedad se construye desde las dos primeras ideas estéticas que surgieron en la cultura occidental: la mímesis (reproducción) y la catarsis (purificación del alma, en su significado original).

En todas estas obras el común denominador es que la realidad representada emana del caos, “es como si hubiésemos caído presos de un voraz proceso de total imprevisibilidad” (Labatut, 2021). Presenciamos un catálogo de experiencias imposibles que las leyes del mercado transforman en deseo. El extrañamiento se resignifica como revulsivo consumista, pues las grandes marcas comerciales absorben todo ese potencial de disidencia formal (que también es política): “lo bello natural se contrapone a lo bello digital. En lo bello digital, la negatividad de lo distinto se ha eliminado por completo. Por eso es totalmente pulido y liso (…). Su signo es la complacencia sin negatividad: el «me gusta».  Lo bello digital, constituye un espacio pulido y liso de lo igual.” (Han, 2023).

Figura 3. Winter Soul, 2020 (J. Quintin)

Quizá lo que aflore en estas obras sea un anhelo de trascendencia, reivindicado desde la crisis narrativa que caracteriza al capitalismo tardío. Una especie de nihilismo matérico que proclama la asfixia de la abundancia económica como un derecho: “La potencia acumulativa de lo artificial ilimitado comporta en todos los órdenes la falsificación de la vida social” (Debord, 2002).

Lucy R. Lippard y John Chanler utilizaron la etiqueta «inmaterial» para referirse a aquellas manifestaciones artísticas en las que la idea primaba sobre el objeto físico, es decir, un arte cuyo motor esencial era el proceso mental (Vidiella Pagès, 2019). De alguna forma, el espacio virtual desafía esta categorización tradicional, pues en él lo objetual solo adquiere sentido a través de las relaciones extrínsecas y concretas con el simulacro circundante (reflexión de la luz, apreciación de la volumetría, aplicación de texturas…). ¿No deberíamos repensar la noción de espacialidad en la era de la interacción digital?

Figura 4. Matter and What it Means (Minus One), 2022. (C. Parker)

Escultoras como Tara Donovan o Cornelia Parker (Fig. 4) crean un interesante diálogo entre la concepción física del espacio y la naturaleza matérica propia del espacio virtual y de la cultura audiovisual.

“El consumidor real se transforma en consumidor de ilusiones” (Debord, 2002).

 

REFERENCIAS DE IMÁGENES.

Figura 1. Donovan, Tara (2011-2019). Untitled (Mylar). Jupiter Artland. Disponible en: https://www.jupiterartland.org/art/tara-donovan/ Fecha de consulta: 20/04/2024.

Figura 2. Tudisco, Antoni (2020). Untitled. Instagram. Disponible en: https://www.instagram.com/p/B7jkhtcoJCc/?img_index=3 . Fecha de consulta: 20/04/2024.

Figura 3. Quintin, Jonathan (2020). Winter Soul. Instagram. Disponible en: https://www.instagram.com/p/CIQKkqVho9O/?hl=en. Fecha de consulta: 20/04/2024.

Figura 4. Parker, Cornelia (2022). Matter and What it Means (Minus One). Frith Street Gallery. Disponible en: https://www.frithstreetgallery.com/content/feature/529/1145/. Fecha de consulta: 20/04/2024.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Y WEBGRÁFICAS

Debord, Guy (2002). La sociedad del espectáculo. Barcelona: PRE-TEXTOS, 2002.

Han, Byung-Chul (2023). La salvación de lo bello. Barcelona: Herder, 2023.

Labatut, Benjamín (2021). La piedra de la locura. Barcelona: Anagrama, 2021.

Vidiella Pagès, Judit (2019). Prácticas encarnadas y espacio. Barcelona: FUOC, 2019.

 

Debate4en Reto 2: Habitación propia

    1. Sergio Escalona Robles says:

      Hola Lourdes, muchas gracias!!! Ha sido muy interesante romper con mis dinámicas habituales de creación a partir de una idea muy consolidada. Todavía estoy en proceso de digestión, pero el recorrido, más allá del resultado, ha merecido mucho la pena.

      Saludos,

      Sergio